ESCRIBIR EL CÁNCER

Por Mercedes Güiraldes

Cuando me invitaron a escribir un texto para esta página web, pensé en qué podía decir que no haya dicho ya en mi libro Nada es como era  (Tusquets, 2017). Ese libro narra mi experiencia con un cáncer de mama que me diagnosticaron en 2011, diagnóstico al que siguió una cirugía, una quimioterapia densa, una radioterapia y una hormonoterapia que continúa hasta hoy. La historia no termina ahí. En 2013, un lunar al costado de la mama operada empezó a molestarme. Para hacerla corta: era un melanoma, que poco después tuvo una metástasis satélite, que me obligó a seguir un tratamiento con interferón durante un año.

Al recibir el primer diagnóstico, me desesperé. Tenía 45 años, dos hijas de 15 y 11 años, la idea de que me quedaba una larga vida por delante… No pretendo ser original: la desesperación suele aparecer cuando a alguien le anuncian que tiene la enfermedad con peor prensa del mundo. Me acuerdo de que le dije a mi madre que no sabía si iba a poder enfrentarlo. “Claro que vas a poder”, me dijo ella, aunque la cara de preocupación contradecía sus palabras. A mi psicoanalista le dije que la idea del suicidio ya no me parecía tan absurda. Recuerdo sus palabras textuales: “Para sus hijas no sería lo mismo que usted muriera de muerte natural a que se suicidara”.

En Nada es como era narro ese viaje al país del cáncer y todo lo que sucedió alrededor: el tremendo shock, el miedo, los padecimientos, la entrada al mundo desconocido de los enfermos, los apoyos fundamentales de gente cercana y de la más inesperada, los cambios físicos y psíquicos, la búsqueda de un sentido a lo que me sucedía, el enfrentamiento cara a cara con la propia finitud. Y, también, la necesidad de contarlo todo por escrito.

Escribir el libro fue sin duda una manera de procesar la experiencia y, al mismo tiempo, de compartirla. Uno de los impulsos más fuertes que sentí durante la enfermedad fue, precisamente, el de compartir. El cáncer la coloca a una en un lugar extraño en el que de pronto, de un día para otro, se encuentra convertida en paciente, alguien que ya no tiene pleno dominio sobre su vida,  alguien sujeto a la contingencia pura y al arbitrio de los demás. El cáncer es un terreno siempre desconocido, impredecible, y la voluntad juega un papel marginal. Una pone el cuerpo a los tratamientos más crueles, acepta, obedece, con la esperanza de que funcionen. Pero el alma se rebela. “Me volvió el alma al cuerpo”, se suele decir. Esa separación entre una y otro se siente de pronto nítidamente. ¿Soy yo la que habita este cuerpo enfermo? ¿Esto realmente me está pasando a mí? Entonces una busca guías, compañeros de ruta, ejemplos que ayuden a no sentirse tan escindida.

Pero además escribir fue para mí una manera de intentar salir del encierro que impone la enfermedad (un encierro a la vez real y simbólico) y de abrirme al mundo: yo iba a contar lo que me había pasado y así tendería puentes, conectaría con otros que hubieran pasado por lo mismo, o que quisieran asomarse a esa experiencia por la razón que fuera. Contaría mi historia a los demás y así, de paso, me la contaría a mí misma. La magnífica autobiografía de Gabriel García Márquez se llama Vivir para contarla. Es un título perfecto, exacto. Si conté mi historia con el cáncer en un libro es porque quise y pude hacerlo. Claro que para eso antes tuve que vivirla.

 


Mercedes Güiraldes nació en Buenos Aires en 1965. En 1989 se recibió de profesora en Letras y durante un tiempo se desempeñó como docente secundaria y universitaria, y como redactora en diversas publicaciones. En 1991 comenzó a trabajar en Emecé, donde fue primero asistente editorial y luego editora de ficción argentina. Desde 2001, año de la venta de Emecé a Planeta, es editora de ficción y no ficción en ese grupo editorial. Fue antóloga y prologuista, junto con Adriana Fernández y Eduardo Hojman, del libro Sex Shop. Cuentos eróticos argentinos (Emecé, 1998) y de Antología esencial, de Silvina Ocampo, junto con Daniel Gigena (Emecé, 2001). Un relato suyo integra el libro El sentido de la lectura (Paidós, 2013; idea y compilación de Ángela Pradelli). Realizó traducciones literarias del inglés y del portugués.

nadaescomoera2017@gmail.com

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *