Arte en salud, una ventana a la espontaneidad creadora en el hospital

Por Lic. Ignacio Usandivaras,
Psicologo de Planta – Salud Mental Pediatrica y Coordinador – Prevencion – Pediatria, Hospital Italiano de Buenos Aires

Arte en Salud es una actividad que se está desarrollando en ámbito del Hospital Italiano de Buenos Aires como una instancia terapéutica más. No es una medicación, no es un instrumento de alta complejidad, sino que es la música, el humor, los objetos lúdicos que permiten ampliar la geografía emocional de estos contextos.

Las responsables de este cambio son artistas formadas en prácticas del arte contexto de hospital, que desplegando sus artes, contactan logrando una comunicación de un modo diferentes no solo con los pacientes sino también entre los médicos, pacientes y sus familias.

El clown, la música, el teatro de sombras, títeres, los relatos, poesías y cuentos se meten por los rincones de las habitaciones.

El grupo de artistas entre las camas, monitores, sueros, pasillos durante la semana con atenta percepción sobre lo que sucede allí proponen sus lenguajes, luces de color, la música que transporta a otros paisajes, la lluvia de poemas, baile de las cejas, la serenata del nombre y otras actividades mínimas son de los tantos recursos que llevan en su chango maletín.

¿Por qué terapéutico?, observamos que al potenciar el los recursos  emocionales a través de la expresión del arte, modificando el temor, enojo o la pena propios de los estados de la enfermedad, es posible pensar otros estados relacionados, no solo con la cura, sino la sanación en un acepción integral.

Mariana Occhiuzzi, una de las músicas del grupo, cuenta en una entrevista como los objetos musicales pequeños, así como el poemario, los dragones y gallinas construidos de papel abren otras posibilidades de habitar en espacio del hospital.

Arte en Salud es una actividad dentro de programas del Departamento de Responsabilidad Social del hospital que lleva adelante con pasión y cuidados la responsable Felicitas Herrera con la asesoría en la coordinación y trabajo con la temáticas el psicólogo Ignacio Usandivaras.

El grupo está conformado por la clown Mariana Ramos, la titiritera de sombras Ana Clara del Moral, las músicas  Mariana Occhiuzzi y Ángeles Camblong y la narradora Diana Tarnofky.

La actividad nació  diez años con Mariana Ramos que recién llegada de su residencia en Italia, trabajando con organizaciones en diferentes países del mundo  es convocada  por el jefe de Pediatría Carlos Wahren interesado en poder realizar una actividad en el fin de semana en la sala de internación de pediatría del  hospital que quedaba desierta de personal .

Hoy la actividad creció y se desplegó hacia sala de internación de adultos con una buena recepción tanto en los grupos médicos, enfermeras como de pacientes. Mariana comenzó con su nariz roja y su acordeón y notó que, en el estado de juego, los abrazos con los padres se crea un vínculo de confianza con la figura del clown y con todo lo que sucede, se dan un permiso para decir y hacer cosas que las buenas costumbres no lo permiten. Recuerda de modo entrañable la historia de un chico de Santa Fe, trasplantado siendo un bebé y al que se lo volvió a encontrar hace poco tiempo hablando y con rulos. Su trayectoria en este hospital lo plasmó en historia de relatos y dibujo con la editorial del hospital, El clown en el hospital en donde transmite la sutileza y la magia de los que sucede con el arte en estas situaciones de internación

Relata que la transformación en el medio que rodea al paciente niño, adulto, transformándose cuando baila la abuela, canta el tío, es algo que nos atraviesa a todos en el ritmo, la ternura y el humor con sentido de libertad  y gracias mostrando objetos tiernos y ridículos muñecos así como el masajeador  con forma de delfín que enfermeras hacen cola para recibir un poco para aliviar cuellos endurecidos de las largas horas de actividad.

Diana la cuenta cuentos de voz firme y suave a su vez narra poemas, historias, tejiéndolas entra aquellos que se encuentra en sus recorrida. Su importante experiencia como narradora en contextos como es el de la educación lleva en su baúl una biblioteca ambulante de maravillosos libros transportables. Ella lo denomina su pequeño universo portátil (PUP) que lo crea con una paraguas con lucecitas , es una burbuja al que le “llueven poemas” e historias que se desatan de acuerdo a la situación de la sala, además de una colección de carteritas llenas de pequeños papeles con escritos de Marcela Benegas, Beatriz Vallejos y Laura Devetach, entre otras coplas y poemas quechuas. Lleva un carrito de la feria cargado de libros y papelitos y los largos o cortos cilindros de colores, los susurradores que permite en un tomo íntimo del susurro, hacer llegar poemas o relatos breves. Expresa ella jugamos con la energía del duende al que le vibra todo el cuerpo. Y agrega que esta actividad es la creación de otros mundos posibles, el punto de partida es tomar  todo lo que está disponible en las habitaciones donde los lúdico y el lenguaje poético de las personas lo pongan en juego.

Mariana Occhiuzzi es música profesional, su recorrido entre tanto fue especializarse en trabajar las escenas, lo sonoro en un dispositivo teatral que también se desarrolla en el hospital que es teatro espontáneo, consiste en tomar las historias que cuenta el público, los médicos, residentes, técnicos, enfermeras, que con actores, un director y su música se despliega el arte en la vida de historias de la vida en el hospital. Esta actividad no se realiza en la recorrida sinó que espacios de actividades pautadas, así como los talleres de expresión donde son convocado el personal para esta en un taller jugando con el arte tratando aspectos que producen malestar en ámbito laboral.

Dice sobre su trabajo con la música “disfruto mucho mi rol de musicalizadora y ser el colchón de mis compañeras. Ingresar con la música es entrar de manera inesperada. Nunca sé lo que va a representar en esos cuerpos, esa música y qué paisaje significa en ese cuerpo. Sensibilizamos desde un lugar que no tiene barrera, es un mimo, de sumo cuidado. Es humanidad y sensibilidad. Son pocas las melodías que repito porque cada una es para cada cuerpo”.

Con la alianza de mamás y papás y hermanitos, una rosa es soplada para contar la historia de la tormenta eléctrica a la que hay que salvar, entre muchas flores del jardín. Se ven cabezas con sombreros, luces colgadas como collares, bichos y pajaritos. En voz bajita, cuentan que alguna vez hicieron arte debajo de la cama con linternas en la mano, pudieron hacer la historia del mar y que el niño volviera con ese oleaje a la cama: “No vamos directamente a jugar con el niño, jugamos con todo porque es su realidad” destacan en su modo de trabajo.

La medicina narrativa es una herramienta que algunas de las integrantes de arte en salud participan en equipos para investigar y articularla en diversos espacios de asistencia y educación del instituto universitario del hospital. La literatura, el cine, la ficción y el teatro son los lenguajes como vemos comunes.

En las escena cotidianas de arte en salud  cuentan las artistas que no es una tarea sencilla, “hay algunos niños que dan la espalda durante semanas, es muy común”, dice Mariana. “Hay otros que están hace mucho tiempo internados”, agrega Diana y “están enojados por eso y, bienvenido, sea”. Aseguran que todo mejora después de que pasan y se muestran disponibles tanto para estar como para no, evitando la invasión o imposición que nada tiene que ver con el encuentro espontáneo.

 

 

Una sonrisa en el fin de semana. Mariana Ramos, Ignacio Usandivaras. Ediciones del Hospital Italiano. 2º Edición 2017

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